30 líneas sobre el Censo Neotropical de Aves Acuáticas Humedales de la cuenca del Río Fucha19/7/2016 En días pasados realizamos el CNAA (Censo Neotropical de Aves Acuáticas) en los humedales de: Capellanía en Fontibón, El Burro y Techo en Kennedy, pertenecientes todos a la Cuenca del Río Fucha; censo convocado en Bogotá por la ABO (Asociación Bogotana de Ornitología) para todos los humedales del Distrito y Cundinamarca. Este censo tiene como objetivo, cito: "contribuir a la conservación y manejo de las aves acuáticas y los humedales, mediante la definición de prioridades de investigación y conservación y la identificación de humedales de importancia internacional o de sitios que albergan especies amenazadas.” El balance fue pobrísimo en número de especies acuáticas e incluso de ronda, lo que nos lleva a hacernos la pregunta incómoda: ¿Lo que afecta las poblaciones de aves afecta nuestra salud y calidad de vida o es un problema únicamente para las aves? Es oportuno anotar que causa alarma la reducción en el número de especies de aves nativas, es evidente el deterioro de los cuerpos de agua y canales y la reducción de las zonas de ronda y ZAMPA (Zonas de Amortiguamiento, Manejo y Protección Ambiental), de los humedales, siendo los de Techo y Burro los más afectados hasta ahora, digo hasta ahora, pues ya sabemos de antemano los efectos nefastos que tendrá la construcción de la ALO (Avenida Longitudinal de Occidente) con su actual trazado, para los humedales de Capellanía, Tibabuyes, La Conejera y sus barrios y comunidades aledañas. Así las cosas, lo más destacable es la persistencia, adaptabilidad y resistencia de algunas especies que se niegan a desaparecer y perder del todo sus ya deteriorados territorios, sobreviven Tinguas pico rojo (Gallinula galeata) entre las aguas servidas de un canal que debería transportar exclusivamente aguas lluvias, esto se repite en los tres humedales objeto de nuestro censo, vimos también una gran población de Ibis cara roja (Phymosus infuscatus) en Capellanía y unos pocos en El Burro, en total el promedio de aves acuáticas fue tan solo de 9 especies y sumando las de ronda no sobrepasamos las 24. Puede ser que las condiciones y estado ambientales de Bogotá evidenciadas durante este censo merezcan mayor despliegue y relevancia en un mundo ideal, pero nuestra realidad nacional es la de estas limitadas 30 líneas. Por:Leonardo Ortega Soto Socio fundador, Dodo Colombia
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Una investigación pionera de la Universitat Jaume I ha analizado el impacto conjunto de estreses fundamentales vinculados con el cambio climático sobre el cultivo de cítricos: la sequía y el calor, con el objetivo de avanzar en la formulación de herramientas para afrontar el calentamiento global. Los resultados del trabajo se acaban de publicar en la revista BMC Plant Biology. La falta de recursos hídricos y las elevadas temperaturas han sido estudiadas tradicionalmente «de forma aislada, pero debemos tener en cuenta que las condiciones adversas se dan en la naturaleza simultáneamente. Por este motivo, decidimos combinar ambos estreses y comprobar sus efectos», señala una de las autoras de la investigación, Sara Izquierdo Zandalinas, investigadora del Departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural. Este trabajo ha profundizado en el impacto de la sequía y el calor sobre parámetros fisiológicos y de regulación hormonal en los dos patrones más comunes utilizados en citricultura, el pie Citrange Carrizo y el mandarino Cleopatra. Una de las conclusiones más importantes del estudio es que el pie Citrange Carrizo –el empleado en la mayor parte de las variedades citrícolas cultivadas en el campo valenciano– parece ser más tolerante a la combinación de sequía y calor que el Cleopatra. «Las principales causas de esta mayor tolerancia apuntan a un aumento de la transpiración, que daría lugar a una menor temperatura de las hojas, unida a una menor incidencia de estrés oxidativo», argumenta el profesor e investigador del mismo departamento Vicent Arbona. Además, los resultados hormonales de este estudio indican que las respuestas de los cítricos a la combinación de sequía y calor «son específicas y no meramente un efecto aditivo de los estreses aislados», añade Arbona. Naranjos más adaptados al clima extremo Este estudio de la Universitat Jaume I constituye una aproximación inicial para saber «hacia dónde tienen que avanzar los patrones de cítricos con factores reales para que tengan una mayor resistencia a las condiciones climáticas más extremas que se preveen para el área mediterránea», explica Sara Izquierdo, quien subraya las posibilidades que ofrecen las técnicas de mejora genética y los cultivos biotecnológicos. El profesor Vicent Arbona y la investigadora Sara Izquierdo Zandalinas están adscritos al Departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural de la Universitat Jaume I. Desarrollan su investigación en el grupo de Ecofisiología y Biotecnología dirigido por el catedrático Aurelio Gómez Cadenas. Entre las principales líneas de investigación de este grupo destacan las respuestas y los mecanismos de tolerancia de los cítricos y otros cultivos a estreses abióticos, como las sequías, las inundaciones o la salinidad, y su control hormonal. Además, el grupo aplica técnicas de biotecnología como el cultivo in vitro y determina los cambios metabólicos de las plantas en respuesta al estrés. Fuente:http://www.dicyt.com/ |
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